Él habla de la obra de una energía divina, a la que llama Heilstrom, que está a disposición de la gente en todas partes, gratuitamente y a cualquier hora del día o de la noche. Sólo hay que saber absorber esta energía que produce la sanación. Mientras Bruno Gröning aún está hablando, la gente grita desde la multitud que está pasando un cambio en sus cuerpos. Pronto se pueden oír las primeras exclamaciones de alivio sobre sanaciones que ya se han producido.

Más tarde mucho de ello se habrá registrado por escrito. Testigos presenciales, periodistas y médicos confirmaron el efecto de la Heilstrom.
¿Increíble? Sí, para la mayoría de la gente de la civilización occidental un acontecimiento así era inconcebible tanto antes como ahora. Pero el gran número de informes de sanaciones y de testigos contemporáneos habla por sí solo. A finales del verano de 1949, el acontecimiento se repitió a una escala aún mayor en Rosenheim, Baviera (Alemania): hasta 30.000 personas se llegaron a reunir; y, una vez más, se produjeron curaciones increíbles.

Bruno Gröning, nacido en 1906 en la ciudad de Danzig, en ese entonces alemana, notó desde niño que era capaz de hacer curaciones de manera espiritual a las personas, pero también a los animales. En la mayoría de los casos, no era necesario ningún contacto físico, ni siquiera su presencia. Incluso decía: „Todas las personas tienen que morir, yo también. El cuerpo será enterrado, pero yo no estaré muerto. Quienquiera que me llame, yo estaré a su lado y seguiré ayudándole. Pero entonces todos experimentarán la ayuda y la sanación en sí mismos“.

Ya durante los grandes acontecimientos de Herford y Rosenheim, Bruno Gröning tuvo que luchar contra la resistencia: las autoridades estatales temían una interferencia con el orden público, los médicos se pusieron celosos, lo que provocó la prohibición de su actividad, y finalmente fue llevado ante los tribunales.

Por ello, en los años 50 Bruno Gröning intentó actuar en círculos más reducidos. Creó comunidades, grupos de personas que se reunían regularmente, donde se transmitían los conocimientos que impartía e intercambiaban sus propias experiencias.

Bruno Gröning muere en París en enero de 1959. Ahora todo ha terminado, o eso creen muchos. Sus adversarios se sienten aliviados, sus amigos sólo se reúnen para „conmemoraciones“ en un pequeño círculo.

Pero en 1979 la austriaca Grete Häusler, quien conoció a Bruno Gröning a lo largo de casi nueve años, vio algo muy impresionante: una mujer que trabajaba para ella como empleada doméstica y que estaba ciega de un ojo, pudo volver a ver a los pocos días de que Grete Häusler le hablara de Bruno Gröning y de los acontecimientos de aquella época. La predicción de Bruno Gröning se hace realidad: tras su muerte, todo el mundo experimentaría la ayuda y la curación desde su interior.

Para Grete Häusler esta experiencia es razón suficiente para dar a conocer al público el mensaje de Bruno Gröning. Si bien, al principio eran solo unos pocos, el número de personas que siguen sus consejos de vida en el Círculo de Amigos de Bruno Gröning y que juntos absorben el poder divino, la Heilstrom, ha crecido en la actualidad en alrededor de 75.000 personas en más de 130 países; con ello experimentan lo mismo que entonces: se producen curaciones físicas y psicológicas, se resuelven problemas personales aparentemente sin esperanza, personas de todas las edades encuentran el camino de vuelta a una vida feliz y plena.

Los adolescentes y adultos jóvenes también se benefician de las reuniones cada tres semanas, las llamadas horas comunitarias, así como de las conferencias y semanas de la juventud con actividades conjuntas en la naturaleza y mucho más: aquí aprenden a absorber diariamente la Heilstrom y, al mismo tiempo, aprenden mucho sobre el efecto, a menudo subestimado, del mundo del pensamiento en nuestras vidas. Muchos afirman tener más energía gracias a la absorción de la Heilstrom para afrontar y dominar sus vidas.

„El camino del cielo a la tierra se está haciendo“: Bruno Gröning